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En apenas unos meses, Julian Nagelsmann ha sido capaz de convencer a sus jugadores de una sólida idea de juego. - © © gettyimages / Alex Grimm
En apenas unos meses, Julian Nagelsmann ha sido capaz de convencer a sus jugadores de una sólida idea de juego. - © © gettyimages / Alex Grimm

El sorprendente Hoffenheim de Julian Nagelsmann

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Con 20 puntos en las primeras 10 fechas del campeonato, el TSG 1899 Hoffenheim ha igualado el mejor arranque de su historia en la Bundesliga. El joven Julian Nagelsmann ha dotado a su equipo de una identidad muy personal. ¿Dónde radica su éxito?

Las pruebas acabaron en la Fecha 4. Tras el cuarto empate seguido, Julian Nagelsmann decidió volver al origen: el 3-1-4-2. Con dicho sistema, el técnico más joven en la historia de la Bundesliga sorprendió a todos la pasada temporada. En el Signal Iduna Park, por ejemplo, maniató durante más de una hora al Borussia Dortmund de Thomas Tuchel en el que fue su tercer partido en el banquillo del TSG 1899 Hoffenheim. El impacto de Nagelsmann fue inmediato: En las 14 fechas bajo su mando de la pasada temporada, el Hoffenheim logró siete victorias y dos empates, asegurando la permanencia con dos partidos de sobra.

Tanto en el plano anímico como en el futbolístico, la energía arrolladora de Julian Nagelsmann se ha contagiado rápidamente a sus jugadores, algunos mayores que él y ahora, en solo diez fechas de la presente temporada, con el mejor arranque en la historia del club, sigue confirmado las grandes expectativas depositadas en su trabajo.

Todo con un esquema en apariencia defensivo, con la presencia de tres centrales y dos carrileros, pero que en la práctica le permite atacar con más hombres que la mayoría de equipos. De hecho son, con 157 disparos, el conjunto que más tira a puerta tras el FC Bayern München (182).

- © gettyimages / Alex Grimm

La formación: 3-1-4-2

Como ya hemos mencionado, el esquema que más y mejor ha venido utilizando el Hoffenheim de Nagelsmann ha sido el de tres centrales, un mediocentro de recuperación, dos carrileros largos, dos volantes en permanente movilidad y con mucha presencia ofensiva, y dos puntas con capacidad para bajar a recibir y luego caer en banda.

En las primeras cuatro fechas, Nagelsmann alternó otros sistemas ya utilizados en la pasada campaña, como el 4-3-3 o el 4-4-1-2. Finalmente, se decantó por el que mejor resultado le ha dado hasta el momento.

La filosofía de juego del Hoffenheim se basa en tres aspectos claves: intensidad, movilidad y velocidad. Ante el Bayern, el Hoffenheim corrió ocho kilómetros más que el conjunto muniqués (123,2 kilómetros, récord de la temporada) y en la clasificación general, el TSG es el cuarto equipo que mayor distancia recorrida promedia por partido. Eso sí, los esfuerzos del Hoffenheim son inteligentes. Todas las carreras tienen una razón de ser. Ya sea por presionar al rival, por atacar el espacio, o recibir un pase, los jugadores del Hoffenheim corren mucho pero corren bien.

- © imago / Thomas Frey

Velocidad de ejecución

Al permanente esfuerzo de sus integrantes se suma la constante movilidad, sobre todo entre los dos puntas y los dos volantes. Mientras que el orden defensivo es clave, con Niklas Süle y Benjamin Hübner como centrales marcadores, Kevin Vogt actuando de líbero y el capitán Sebastian Rudy siendo el ancla del TSG en el mediocentro, de la medular hacia delante la libertad es mayor para ir y venir. El volante Kerem Demirbay, con tres goles en las últimos tres partidos como visitante, está destacando especialmente a la hora de asomar al área, bien acompañado por Nadiem Amiri o Lukas Rupp, ambos igualmente dinámicos.

Pero si hay algo que identifica al Hoffenheim de Julian Nagelsmann es la velocidad y precisión a la hora de ejecutar las acciones. En caso de un robo, cada jugador cerca de la jugada sabe cuál será el siguiente movimiento, dónde estará el compañero destinatario del pase y dónde el siguiente foco de acción. Si el ataque es en estático, algo que no priorizan, los desmarques de Andrej Kramaric y Sandro Wagner, así como las incorporaciones de segunda línea de los interiores, cobran todo el protagonismo.

Ambos delanteros requieren una mención aparte, ejerciendo de pivotes de primer nivel a la hora de recibir un balón en largo. Descargando a las bandas o dejando de cara a los volantes, el trabajo de Kramaric y Wagner es fundamental.

- © imago

El croata, con cinco asistencias, es el ejemplo perfecto de una máxima en el equipo de Nagelsmann: no es estar, sino llegar. Y cómo no, el imprescindible aporte en amplitud que dan los carrileros. Tanto Jeremy Toljan como Pavel Kaderabek hacen un trabajo incansable. En defensa son vitales para defender a los extremos visitantes y en ataque vuelan en cuanto la posesión y el espacio son suyos.

El Hoffenheim de Julian Nagelsmann es un conjunto atractivo de ver y de analizar. Cada movimiento de sus piezas tiene un sentido claro y es ejecutado a la perfección. No es un equipo perfecto, ninguno lo es, pero el deseo de mejora es evidente y las ganas de seguir ganando en cada partido lo son aún más. La temporada acabará dictando hasta dónde es capaz de llegar la ‘revolución Nagelsmann’.

Juanma Romero